jueves, 25 de diciembre de 2014

Si estas alas aún saben volar

Podrá ser amor, y es que nunca estuve más seguro de lo que siento, pero después de todo lo que hice para estar a su lado un día más durante dos años, de todo lo que dejé pasar porque sé que era el indicado, de un orgullo que aprendí a tragarme porque me hacían falta sus sonrisas, de un corazón que rompió docenas de veces y aún así latía por su nombre, de un error que no supo perdonar porque deseaba salir corriendo.

Después de todo eso, ya es hora de ahogar el sentimiento para siempre, para olvidar su nombre de ópera, para nunca más recordar su tiempo, para no perder el mío, para no llorarle cada vez que me acuesto en la cama que una madrugada compartimos, para abandonar esos sueños en los que me pierdo en sus ojos y regreso a nuestras charlas. Es hora de dejar de pensar si tendrá una vida feliz, si alcanzará sus sueños, de dejar de desearle lo mejor del mundo porque él no lo necesita, sabe bien cómo hacerlo.

Podrá ser amor, y aunque nunca estuve más seguro de lo que siento, es hora de borrar memoria y probar si estas alas aún saben volar o también se fueron en su taxi aquel día, la última mañana que vi salir el sol.

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