martes, 16 de junio de 2015

El sol que no se oculta

Cuando tu recuerdo se me cruza de pronto, sin querer el corazón baja el ritmo acelerado del día para dar paso a la percusión de un bolero que repite tu nombre de ópera. Se cierran instintivamente los ojos para encontrarte allí, donde los párpados guardan detalladamente las facciones de tu cara, morena, delicada y perfecta. Un suspiro trae de vuelta los pocos instantes que tuve a tu lado, pero que aún así se volvieron eternos, y al regresar al mundo me encuentro la sonrisa que no se ha perdido, pero sí he guardado. Y aunque duelen, son instantes necesarios para sentirme vivo, segundos que bastan por sí solos para entender que todo el tiempo que esperé antes de ti, y lo que debo extrañar desde que te fuiste, valieron la pena por esos dos años que decidiste ser parte de mi historia, el sol que no está más pero nunca se oculta.