viernes, 16 de diciembre de 2016

¿Sinceridad?

No sé qué escribirte, ¡te he fallado tanto!, te sumergí en un abismo de aguas oscuras y palacios hechos de recuerdos y coral que no se alcanzan a divisar desde la superficie tranquila y limpia de la apariencia, pero que invitan incansablemente a tomar asiento mientras crees esperar un sueño convirtiéndose en realidad, cuando solo estás mirando pasar los restos de tu propia nostalgia disfrazados de esperanza.

No sé qué decirte, me he callado tanto, te he ocultado tantas palabras que atiborradas unas junto a otras mueren en las yemas de mis dedos antes de llegar a saberse ciertas y conducirte a la locura, antes de guardar la historia que apagó tu sonrisa y solloza en los rincones de una mente atormentada por escenas que sucedieron, y que bailan con aquellas que nunca pasaron los límites de la casa de Morfeo y las nueve musas.

No sé cómo pedirte perdón, te he dañado tanto, he dejado entrar el veneno que siempre supimos terminaría por conducirnos a interminables noches de suspiros y lágrimas de rabia, que nos carcome el alma y la lucidez de las ideas como ya nos sucedió en el pasado, porque no aprendí, porque no pude resistirme a sus pestañas largas como el viento del oeste o a esas cálidas conversaciones sobre nada que consumían el todo de mis días con sus noches.

¿Cómo te pides perdón a ti mismo?, ¿cómo te explicas lo que te has hecho, lo que te has negado a repetirte para no abrir más las heridas en el pecho?, si cuando lo intentas te llenas de recuerdos que dibujan sonrisas y arrancan lágrimas de dolor, pero también de ira. No sé cómo decirme que ya el mundo es diferente, que ya todo ha cambiado entre nosotros y que solo nos hemos convertido, mi corazón y yo, en un mal recuerdo para quien siempre pudo mantener su camino, para quien nunca fuimos parada ni descanso, para quien solo fuimos un amigo.

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