martes, 17 de febrero de 2015

Cita a ciegas (con el pasado)

Llevaba esperando cerca de veinte minutos, bebía una taza de café lo más lento que podía, esperando que mi cita a ciegas llegara pronto, aunque deseaba hacerlo de un solo trago por el frío que envolvía el ambiente a esas primeras horas de la noche. Nunca antes había conocido a una persona de esa manera, pero le debía un favor a mi prima y así fue como me obligó a pagárselo, en parte porque tiene vocación de Cupido y en parte porque tiene alma de madre, estaba preocupada por la última vez que nos vimos y me recriminó la falta de todo que me embarga después que la persona de quien estoy enamorado se había marchado de mi vida.

Tardé poco en arreglarme para salir esa noche, me puse encima una camisa que no había usado en mucho tiempo, estrenando un corte de cabello que mi prima, que también tiene vocación de estilista, me obligó a hacerme un par de días antes. El camino fue tortuoso, y no por el camino sino por las ganas de llorar que me embargaban al intentar conocer a alguien nuevo; no estaba listo, no en ese momento, y me repetía que no debí permitir que me obligasen a pagar un favor con algo así. Varias veces revisé la fotografía que llevo en mi teléfono, no la de mi cita, sino la del hombre que me había enamorado sin proponérselo, y recordaba las veces que nos vimos en el mismo lugar al que iba ahora, las mismas calles, el mismo cielo, pero esta vez sin las ganas.

Llevaba ya treinta minutos en el café y me sentía más estúpido que nunca porque, al ser feriado, había movimiento en el lugar por las discotecas que le rodean; todos iban en grupos grandes y yo allí, solo por tanto tiempo en un local concurrido. Finalmente sonó el teléfono y la cita que me habían arreglado me aseguró que llegaría en un momento, que buscaba en dónde estacionar su auto. Extrañamente no sentí ansiedad por su llegada, y aunque el pecho me oprimía un poco no era él, sino mi pasado con nombre de ópera que me hacía dar cuenta mi deseo de que estuviese allí a mi lado.

Estuve a punto de levantarme y salir pero ya era tarde para eso, alcancé a divisar en la puerta al tipo de chaqueta verde y pantalones marrones que él mismo me ha había descrito con anterioridad para facilitar el encuentro. Bajé la mirada a la mesa por unos segundos para evitar el contacto incómodo que supuse vendría, pero al volver a levantarla ya no estaba allí, busqué por el lugar y no, definitivamente se había ido. Quizá no era él, me decía a mí mismo para explicar la desaparición repentina, cuando llegó un mensaje a mi teléfono: "disculpa, no puedo quedarme porque me salió una emergencia en casa, ni siquiera pude parquear el auto porque me acaban de avisar. Otra vez será y de nuevo perdona".

Después de un instante en que obviamente me sentí un poco más basura y un poco menos persona, sonreí y suspiré aliviado, porque aunque sabía que estaba mintiendo y que la razón de no quedarse en el café era totalmente diferente, yo no habría parado de pensar en otra persona mientras hubiese estado conversando con él, esperando que actuara igual, que pensara igual, que riera por las mismas cosas y que me hiciera sentir igual de completo.

Respondí tonta y educadamente en otro mensaje, porque aunque quería decirle que le había visto parado en la puerta del café, era un contacto laboral importante para mi prima y no pretendía estropearselo. Me levanté y regresé a casa, corto de dinero como estaba, opté por tomar el autobús porque aún era temprano, así que tuve largo tiempo para pensar en lo que había sucedido, en como me afectaba, en lo conveniente que al final era la situación; para pensar en él, a quien amaba y me había llevado a este teatro para olvidarle, en si el destino me decía que no lo haga, en que lo sucedido esa noche era vergonzoso pero me devolvía la poca paz que he tenido estos meses.

Fue una cita a ciegas que no resultó, que quizá intentaba decirme que no hay razón para seguir intentando cuando has perdido a quien tu alma escogió con los ojos cerrados dos años antes; una cita a ciegas, quizá con el pasado.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja tu comentario sobre esta entrada: