No es que deje de doler,
es que uno aprende a no molestar a los demás con su tristeza.
No es que no haya más lágrimas,
es que uno aprende a llorar por las noches, en privado.
No es que hayan ganas de vivir,
es que uno aprende a morir por dentro para evitar preguntas.
No es que te hayas ido,
es que aprendí a mantenerte vivo en silencio, entre mis letras.
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