Esperarte
no me ha llevado a nada, porque tú te has llevado todo…
Porque pensar en ti es nadar en el mar, placentero y de un mal sabor de boca
Es lanzar una moneda a la fuente, sin sentido y sin embargo tan esperanzador
Es cruzarse
con tu recuerdo e ir a la guerra, siendo ejército de apenas un hombre
Es
descansar sobre un campo minado, inquietante, peligroso, desconcertante
Esperarte
no me lleva a nada, solo a tus ojos marrones, engarzados en mi llanto…
Porque llorar
por ti es llover en primavera, desconcertante por el tiempo
Es aquel
cuento de hadas que fue pasado y no sabes si en verdad pasó
Es
sonreírle al mundo sin saber si te alcanza el presupuesto para engañarlo
Es
pasear por las calles de la mano de un adiós que no se fue, que no se irá
Esperarte
no me llevará a nada, porque llevas mi silencio atado a tu voz…
Porque decir
tu nombre es pecado medieval, es tortura y sin embargo es placer
Es
buscarte en el desván, y encontrar un baúl sin nada más que yo en él
Es hacerte
silencio, que no es más que oírte en concierto en mi pecho
Es
enmudecer ante el ruido de tu ausencia, de un lejano ayer
Esperarte
no me es opción, porque tú así lo decidiste cerrando la puerta…
Porque escribírtelo
todo es un alivio, de esos que no alivian, pero si al final
Es deseo
de contártelo todo, pero sin tener nada, sin ser ni un quizás
Es
tocarte a la puerta sin hallarte ahí dentro, es esperar tu regreso
Es
cruzar de acera sin dejar de contemplar tu ventana, y seguir esperando
Esperarte
en la estación de la noche, donde te veo más fácilmente…
Porque esperarte
es lo que hago, lo que me he vuelto, lo que mejor me sale
Es lo
que se me ha llevado los años por delante, y las ganas también
Pero
esperarte es lo único que he sabido hacer bien en mi vida
Es mi
profesión perfecta, la vocación de mi alma, el dolor tras el placer
Esperarte,
porque aunque no me ha llevado a nada, me lleva a tu recuerdo…
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