1460 días que han dado la vuelta al mundo, Fausto
1460 días que aquí no han sentido el embate del tiempo
no se han cubierto con la capa blanca que los convierte en recuerdos
ni se han acurrucado, inapropiados, en la esquina del salón
Ya no se escuchan los latidos insistentes, Fausto
ya no se arrojan sobre mi pecho para gritar tu nombre
se han resignado como el preso a la condena, a la muerte en vida
detrás de los barrotes invisibles de mi eminente locura
El alba no abriga ya esperanza de volver a verte, Fausto
ya la tibieza de tu voz no resuena con la misma nota cálida
se ha perdido entre los intentos de desangrar la herida para secarla
en los murmullos de los delirios que me acosan por la noche
Hoy me he reflejado en los espejos como siempre, Fausto
y he visto por qué nunca fui digno de tus pupilas de castaña
se ha quebrado el cristal y arremolinándose elevó los pedazos al viento
acariciando y empujando mi cordura hasta un abismo turbulento
1460 días han pasado desde nuestro primer saludo, Fausto
1460 y la mitad de ellos se convirtieron en noches sin estrellas
pues todas, enamoradas de ti, han huido para adorar a quien ahora te ama
dejándome apenas la llama de una vela sostenida por mi esquizofrenia
1460 días y tú te has ido para siempre, Fausto
dejándome sólo estas 1460 noches previas a la locura.